jueves, 25 de agosto de 2011

Por razones de fuerza mayor y ciertas obsesiones abrí un nuevo blog pero que no promete nada,
como tampoco prometo abandonar este. Solamente que ahí pretendo colgar algunos trabajos míos, con un poco más de laburo que esto de acá, aunque esto de acá no deja de gustarme

Salutte


cronicaschuecas.blogspot.com

sábado, 23 de julio de 2011

sábado, 25 de junio de 2011

1. Días de barrio y de guerra

***


Una noche, ¿sabes?, una muchacha de nuestra barraca empezó a dar gritos terribles mientras dormía; unos minutos después, todas estábamos gritando sin saber por qué. ¿Por qué?


Pienso que ese sonido lastimoso que, en ocasiones -sólo Dios sabe cómo- cruza los aires como un pájaro sin cuerpo, es una expresión reconcentrada del último vestigio de la dignidad humana. 


Es la forma, tal vez la única, que tiene un hombre de dejar una huella, de decir a los demás cómo vivió y murió. Con sus gritos hace valer su derecho a la vida, envía un mensaje al mundo exterior pidiendo ayuda y exigiendo resistencia. Si ya no queda nada, uno debe gritar. 


El silencio es el verdadero crimen de lesa humanidad. Y Ruth, "la que nps hace reír" (porque ella siempre dice algo que nos hace reír), dice que cuando gritamos tenemos que decir "gol". Que da lo mismo y no cuesta nada, y reírse un poquito del dolor hace al dolor un poco más pequeño.  "¡Gooolll!". Así. 


Cuando era pequeña, Isaac, me preguntaba dónde iban los sueños. Tú sueñas, y el sueño es como el agua. ¿Dónde va toda esa agua? ¿A los mares? Y luego, ¿serán nubes? Los sueños, entonces, regresan con las lluvias. 


¿Y los gritos? Hoy me pregunto, los gritoss, ¿dónde van? No pueden, no deben perderse. No es posible que se pierdan, no pueden deshacerse en la nada, no pueden morir en nada, morir para nada, para algo se han creado, para algo se han gritado, Isaac, el grito no muere, no puede morir. No muere. Nosotros sí que morimos, cada amanecer, en cada selección de Grete, en cada tren que llega. Pero nuestros gritos no, el grito no. 


Quiera Dios que nuestros gritos se escondan bajo las almohadas de los que no saben, de los que saben y callan, de los que no quieren saber. 




***


A las cuatro y media de la tarde se escucharon dos disparos. Y de inmediato, un fuego majestuoso estalló sobre las cámaras de gas. 


Dos de los SS que conducían las excavadoras yacen muertos. Tomamos sus fusiles. Los ucranianos se desconciertan, levantan las manos. Entonces nos lanzamos hacia las alambradas, gritando. 


Gritando, simplemente gritando, modulando gritos, gritos, Isaac, solo gritos que rajan el aire, gritos que estallan en nuestras gargantas, liberando antes que nada, que nadie, el grito prohibido, reprimido, incinerado. El grito puro, el grito sin consonantes, ancestral, eterno. 


Tan eterno como el silencio de los dioses Isaac, el grito de los hombres


***


Fragmentos de cartas - que no llegaron o llegaron no sabemos - de la "búbele" (abuela) polaca de Mauricio Rosencof desde los campos de concentración. 
Del libro "Las cartas que no llegaron", de, precisamente, M. Rosencof. 
O cerraba el blog o hacía algo. Así que le acabo de pegar una edición a todas las entradas y borré una banda de entradas y vamos a ver qué pasa. 

lunes, 18 de abril de 2011

martes, 12 de abril de 2011

Pongamos Muchas Balas Al Fusil
(Gastón Ciarlo para Montevideo Blues, grabado a fines de 1971)




Pongamos muchas balas al fusil
Nos vamos de cacería
Vamos a buscar al hombre
Que amargó nuestra vida
Pongamos muchas balas al fusil
No tires al policia
Apunta un poco mas alto
Pégale a los de arriba

Pongamos muchas balas al fusil
Que los muertos hoy nos miran
Ellos dieron el ejemplo
Y ya perdieron la vida
Pongamos muchas balas al fusil
No esperes que te sonrían
Los que trafican la droga
Junto a la pornografía

Pongamos muchas balas al fusil
Mi generación perdida
Lucha hoy por sus derechos
De amor y de alegría
Y si algún plomo nos hace morir
Lava tus manos con sangre
Dale tu fusil a otro
Piensa en tu patria y tu madre




jueves, 7 de abril de 2011

vientos del sur.

Por muchas cosas esta, "Vientos del Sur", es una de mis canciones favoritas, pero no creo que pueda llegar a transmitirlo. Me pasa algo muy raro: cuando me siento feliz no me salen las palabras. Y hace muchos días que quiero subir cosas al blog, pero no puedo, estoy atragantada de emociones. En el alma se siente bien, claro, y el hecho de no escribirlo no hace que lo sienta peor, claro también; pero a mí me gusta expresar lo que siento, aunque me cueste, y me molesta no poder hacerlo. 


Y entonces me pasa que encontré este video, y una historia detrás, y me hace sentir muy bien, muy plena, y quiero gritarlo a los cuatro vientos, y no puedo. Y entonces pienso en sólo subirlo -con lo vago que suena eso-, pero tampoco puedo, es como que me quedé a mitad del camino. Con la única persona que pude compartir esto, así, a flor de piel, y la rareza, y todo, fue con Rosi, porque ella sabe bien de qué hablo: de esa maldita sensación que es la plenitud


Esta canción me hace pensar en muchas cosas, pero ante todo en una noche. Una noche después de todas las noches que pasamos en Los Hornillos - noches de vino sin melancolía, diría el tema en cuestión. Y es que muchas de esas lunas estuvimos tiradas cantándolo, o al otro, o a aquel, o al que sea, porque para nosotras nada fue mejor que conocer a esta banda, la que nos cambió la vida, la que trajo esa poesía que no encontrábamos y que nos abrió las puertas a muchas más; pero que ante todo expresaba -con alegríayamor- toda esa bronca acumulada. "¡¡Tengo las pelotas por el piso y me rebotan!! ¿Entendés Laura? Te lo dicen así, así sin más", me decía Rosario, y se ponía colorada de pura emoción.


Esa noche que digo fue hace unos años ya, no sé cuántos, uno o dos. Nos íbamos a juntar todos los del viaje y al final fuimos nosotros cuatro (los primos) y Nina, una chica que recién llegaba a la ciudad y aún no conocía a nadie. Comimos asado, tomamos fernet, y charlamos, una banda. Y después fuimos a Berlín. Hacía mucho calor esa noche, y cuando empezamos a volver, sólo Rosario y yo, se estaba levantando tormenta. Viento. Viento del sur, no dejes que mis recuerdos se ahoguen; cantábamos, en medio de la calle. Mirábamos al cielo, abríamos los brazos, jugábamos a estar solas y llenarnos de aire. Vientos del sur sobre Montevideo, cantábamos, y nos fuimos a dormir, con la lluvia y el ruido a tormenta de verano. 


Pero resulta que esa canción siempre me gustó, no solamente esa vez, y siempre me pareció pertinente. Y más cuando me agarró el viento en el atardecer montevideano, andando por la costa del Río de la Plata. ¡Vientos del sur sobre Montevideo! Y nadie me entendía, se pensaban que jugaba a ser periodista-poeta. Pero era muy importante para mí cantar eso sobre la costanera - la misma que vi en el documental de Benedetti - y luego canturrear, mientras pateaba por la peatonal Sarandí, "por juan carlos montes a sarandí otra vez me perdí otra vez me perdí". Siempre fue muy importante para mí que la vida se vuelva canción. Y no tuve con quien compartirlo esa vez. No importaba. También escuché a Mauricio Ubal en el FunFun, otra cosa que me hizo muy bien. Porque estaba ahí, mirando su mismo río. Y cuando la canción es vida, es mejor aún. 


La canción en cuestión es esta, en la versión del autor*





Acá la versión de la tabaré: 


  








* cuando iba por calle Sarandí me encontré con un chico ruludo. A mí me gustan muchos tipos de chicos, pero los ruludos me conquistan de una. El chico ruludo tenía un puesto sobre una casa abandonada. Ponía los libros y los vhs sobre las rejas de la casa. Estaba bueno, llamaba la atención su puesta en escena. Yo me acerqué. "Sentate", me dijo, y me señaló un banquito. "No está bien", le dije. "Dale, así mirás tranquila". Y me mostró: "tengo esto, esto, aquello, tal cosa. Tengo un cd de Días de Blues". 


¡Días de Blues! Me exalté. 


- ¿De días de blues? ¡Qué bandaza!
- Sí, sí, mirá... 


Me acordé: Acordate de barral / cuando estaba todo mal / y tocaba en dias de blues


Me puse contenta. Ya conocía a esa banda, pero nadie la conocía, y en mi Montevideo no había sonado aún. 


- Y mirá, también tengo Montevideo Blues, y El Kinto, y claro, Días de Blues... Y si querés te los dejo a cien (uruguayos) cada uno. 
- ¿Sí? Bueno, ¿qué me recomendás?
-Días de Blues...
- Pero ya lo conozco... ¿Y si me llevo los otros dos?
- Bueno, dale. Venite mañana, traigo inéditos de Zitarrosa. 


Al otro día no lo encontré. Pero en Montevideo Blues canta este señor, Dino, que escribió Vientos del Sur. Y toca con La Tabaré. Y tiene unos temas re lindos, como este: