jueves, 23 de septiembre de 2010

Bueno, como sigo absorta en el otro lado de la realidad (o sea, afuera de la pantalla), me apoyo en la inspiración de mi amigo Jeremías para actualizar el blog. 

El otro día Jere me habló por chat y luego de emitir el ya reiterado "hace mucho que no te veo, ya no te quiero", me dijo que escribió una poesía y que después se acordó de mí. O sea, que lo que escribió le hizo pensar en mí, o algo así. La cuestión es que yo se la pedí (ya me sentía parte del asunto) y la verdad que es tan preciosa que vale la pena subirla, mostrarla... 

Un orgullo para la Laura ser remitida por estas palabras. 

¿Porque lloras?

Muchos secretos llevarás a la muerte.
Pasado... placer de escasos paladares.
El agua es en mi cuerpo
ese líquido maligno, que bebo tras cada suspiro
y nunca me ha de saciar.
Ansío verla frágil, como en aquellos días.
Verla clara es un sueño, que no me permito soñar.

El viento se realiza
cuando las hojas se dejan llevar.
Silba porque tiene miedo.
Se le hiela la sangre.
Llora porque nadie sabe,
que ha soñado con el final.

Sueños.
Quisiera dejar de soñar,
necesito dormir profundamente.
Sólo así podré descubrir
que ciertas voces son eternas.
Como los viejos caminos,
como los nuevos caminos,
que te conducen allí:
Donde las praderas se hacen infinitas,
Donde el sol espera un llamado,
y coquetea, tímido con la oscuridad.
Allí crece hierba buena,
llena de vida, suave vida.
Que abraza a uno en su caida.

Agua, agua...
Déjame de soñar.
Agua, agua...
Torres de agua, inmaculada.

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