viernes, 24 de septiembre de 2010

uno que una vez fue un sueño ***********


Oscuridad… y el aire entrando a cada parte de tu cuerpo.
Desde los pies hasta la cabeza, aire.
Desde un brazo hasta el otro, aire.
Todos los sentidos se llenan de aire.
Todas las emociones vuelan en ese aire.
Hasta encontrarte de cara con tu imaginación.

¿Qué querés hacer? Quiero volar y tirarme al agua de golpe.
Estoy volando y el río está como aquella tarde de sol. Suspiro…aquella tarde de sol. Suspiro, y llena de aire vuelvo a mi lugar.
Estoy volando sobre mi río querido y a él me tiro. Cada parte de aire se llena de agua, se llena de aquella sensación indescriptible. Suspiro. Me río. Y el agua se transforma en cosquillas. Suspiro y me tranquilizo. ¡Sí! Qué alegría, estoy sintiendo y no puedo creerlo. Pienso en contarselo. Pienso en guardarme el secreto. Pienso y vuelvo a volar tanto que el agua, hecha aire, se va.

Vuelvo a volar. Quiero experimentarlo de nuevo… ¿Será posible que sea real alguna vez? Es real y se lo quiero contar: ¡tenemos que hacerlo de a dos! Nunca va a salir mejor que en medio del río, vení.

Y mientras tanto vuelvo a hacerlo. Una vez más. Dos veces más. Infinitas veces más. Y vuelvo siempre a la realidad riendo. Decime que vos también sentís las cosquillas cuando das vueltas en el agua, cuando te tiras dando la vuelta desde arriba del puente, o la piedra, o del borde de la pileta, o del bote… Dejame invitarte a mi otra parte del mundo.

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