domingo, 23 de mayo de 2010

La Previa



Por ahí me resulta un poco extraño escribir - subir estas cosas, pero me también es inevitable: me levanté llena de ansiedad y angustia, y mi mejor manera de escupir las sensaciones es escribiendo y puteando. Como para los insultos ya habrá tiempo esta tarde, un rato antes de irme a ver a mi querido Rosario Central me dispongo a recordar unas cuantas alegrías y "vomitar por los dedos".

Esta es la tercera vez que Central me hace recagar en las patas. Supongo que debería dar algunas explicaciones acerca de estos sentimientos hacia una institución (que... bueno: no-es-institución-es-pasión) pero seguro que a la vuelta de hoy tendré la necesidad de expresarme nuevamente (nadie me escucha hablando de fútbol, más que don Jeremías) y lo haré con más tiempo y ganas.

Decía... esta es la tercera vez que Central me hace recagar en las patas. Insisto en el estar recagadoenlaspatas: no es lo mismo que tener miedo, no señor. Es peor. 

La primera vez que sentí esto fue el día del video que he subido, el día del Pirulazo, que ha pasado a estar entre los 5 mejores días de mi vida (y eso que no sé cuáles son los otro cuatro).

Durante ese partido se definía si Central o ñubel seguían en la copa Sudamericana. Esa tarde fuimos a la cancha, y fuimos en banda: mi padre, mi madre, Julián, mi gran amigo-de ese entonces- Joaquín, Rober, Carlitos y Ani, que era mi cábala y no la dejé moverse en todo el partido.

Creo que nunca sentí tanta felicidad como cuando Elizondo terminó el partido, y creo que nunca estuvo tan cerca de pararse mi corazón como cuando Ojeda (bendito sea amor mio de mi vida) atajó esa famosa pelota... ¡ay!  De sólo recordarlo se me hace un nudo en la panza, se me escapa una sonrisa gigante (y por qué no admitir que un chuchidelágrimas cuando veo el video) y pienso en qué grande, qué alegría; en por qué y cómo se me ocurrió en dudar que podíamos perder ese partido.

La segunda sensación de patascagadas fue el año pasado, cuando jugamos la promoción por primera vez. Justo para esa semana yo me había ido de desconexión a Los Hornillos, con mi prima Rosi. El partido de ida lo escuché en el mp3, quieta en un lugar (el único que tenía señal) mientras tratábamos de prender un fueguito para almorzar, ya que la garrafa vaya uno a saber por qué no andaba. Pobre Rosi, me tuvo que bancar.

El partido de vuelta fue más complicado. Vi una parte en la terminal de Córdoba, otra parte ni lo vi ni lo escuché porque los colectivos de porquería andan por lugares sin señal y los mp3 vienen con FM como si todas las FM tuvieran tanto alcance.

Jugábamos contra un equipo cordobés, con Belgrano de Córdoba, y era un poco inconciente andar provocando por ahí. Pero a mí no me sale, no lo puedo evitar, y me puse con mi bufanda canalla a mirar el partido en la terminal de ómnibus, mientras comíamos un sanguche de milanesa. Repito: pobre Rosi. Pero ahí vi unos pocos minutos de partido, luego tuve que partir a tomarme el colectivo para volver a Rosario. Recuerdo que el MP3 tenía sólo FM y no se podía enganchar ninguna señal FM mientras viajaba. No podía escuchar el partido, y mi mal humor crecía a la par que mi incertidumbre. Como solución de emergencia, movilicé a mi padre y le dije que cada 5 minutos me llame y me diga qué pasaba. A la tercer llamada, todo el colectivo sabía que era la única bien informada sobre el partido, y a cada rato alguien me preguntaba si "che Flaca", sabía algo de BELGRANO, a lo que yo contestaba que el partido de ROSARIO CENTRAL iba así o asá.

Otra vez pienso en esa tarde, en esa alegría una vez finalizado el partido, y me pregunto cómo puede ser que Laura piense así o asá de su querido y gran Rosario Central. Pero pasa, y me pasa ahorita mismo.

Mi padre acaba de avisar que en 15 minutos salimos para Arroyito. Estoy como mi amigo Andrés C. el día del Pirulazo: no puedo parar de comer, no puedo estar quieta y no puedo estar de buen humor o tranquila. Lo que pase dentro de unas horas va a definir mi estado de ánimo por unos cuantos días y sigo sin poder creer que sean éstas las cosas que vomito y no una crítica a la ridiculez del amor a la institución.

Pero pasa, porque es Central.

Aurevoir.

4 comentarios:

  1. Ehh me nombraste!!

    dijo jeremias!

    yo, por mi parte no estoy muy nervisoso, las cosa se complicara a medida que ingfrese al estadio y 40 mil pelotudos suframos como unos hijos de puta... por eso voy a tratar de llegar bien sobre la hora..
    gran problema: veo el partido solo, solo solo...

    pero bueno. vamos centralito es las malas y en las muy malas... te amo mucho y debe ser porque me haces sufrir!

    ResponderEliminar
  2. Ese video es un himno a la termez.
    El relato me hizo acordar a La ovservación de los pájaros.

    Vueno, yo havlo con el diario del lunes, pero agradezco no estar en Rosario en estos días.
    Me dio un poco de pena ver a los hinchas puteando a los jugadores. De última sí, juegan horrivle, pero son en su mayoría pives, creo que las puteadas se las merecían los dirigentes. Espero que al Vasco le den el lichamiento público que merece, y que de alguna manera sirva para que el cluv tome otros rumvos institucionales.

    Y eso, la verdad no se qué mierda decir.

    ResponderEliminar
  3. Acavo de leer por ahí el rumor que los jugadores se fueron de joda el día anterior.
    Si es así, puteen tranquilos.

    ResponderEliminar
  4. No entiendo por qué estás escribiendo así

    ResponderEliminar