Sin vacilar dejamos que la naturaleza nos robe,
Dejamos que nos permita huir del cuerpo,
Que nos deje ser viento.
Viajamos por el aire,
que nos encierra en una sucesión de bailes interminables,
y nos pasea por un mundo que huele a infinidad.
El suelo está tan lejos como el pasado,
así como nos damos cuenta lo ignoramos,
y sólo seguimos volando por un presente eternamente finito,
Por un presente veloz como el viento,
Por un presente doloroso como la imposible caída.
Es la incertidumbre la que nos guía, a través de un remolino de melodías.
El camino no lo elegimos y sin embargo lo caminamos, juntos, de la mano,
Tan decididos como estábamos durante aquel arrebato de la naturaleza.
El aire nos obliga a sentir, a escuchar.
De ahora en más es nuestro sonido el que vemos y sentimos,
y con el aprendemos a vivir;
dentro de mi presente, dentro de mi silencio,
dentro de tu presente, dentro de tu silencio,
dentro de nuestro propio baile.
Mi destino se comparte ahora con el tuyo,
somos un futuro que será mil futuros.
Mano sobre mano,
tomados de la locura,
seguimos girando en un sinfín de letras que nos definen,
qué somos, qué queremos ser.
Es nuestra decisión responder,
Y seguimos adelante,
Huimos de la elección.
El destino, sabemos, nos perseguirá con su respuesta.
Mi piel te siente,
mi alma no lo logra,
vos me sentís.
Y yo sigo decidida a ser viento para correr al lado tuyo sin importar cuán rápido vaya.
Es inevitable la duda,
es inevitable la confusión,
es inevitable endurecerse,
es inevitable sonreir por sufrir.
El tiempo nos sigue acompañando, pero ya no lo cuestionamos,
qué es el futuro,
para qué el futuro si por suerte sigo volando al lado tuyo.
Somos la continuidad de las palabras y las melodías que vuelan en el aire de los distraídos, de los ciegos, de los sordos que alguna vez fuimos.
Mis manos nos empiezan a reunir,
empezamos a ser una sola poesía, para lograr la eternidad;
Me ayudás, nos sentimos, nos creamos, nos transformamos,
nunca más pensaremos en el futuro, porque ya vamos a ser uno para siempre.
Poesía somos ahora,
nuestras palabras nos crearon, nuestras manos nos unieron,
y tan sólo tuvimos que dejarnos apresar por el aire para salir a volar por el tiempo y ser presente.
Y lo inevitable es evitable,
y el destino se cansó de perseguirnos con sus respuestas.
Mi mano sigue tomándote, tu mano sigue tan fuerte como antes;
las ganas de volar no han caído, y el suelo ya no se ve;
dónde estamos, hacia dónde vamos, qué buscamos.
Color a nosotros ha tomado el aire,
y ya no encontramos las respuestas innecesarias.
El aire baila con nosotros,
y es ahora música, con nuestras melodías y poesía;
nos transforma en él, y seguimos siendo viento.
Viento,
una ráfaga veloz de música enamorada que está llegando a su eterno final.
Te tengo, me tenés, y el destino nos alcanza.
Abraza con sus respuestas a nuestras dudas, y sabiendo que ya no volamos, seguimos unidos por la poesía que fuimos y seremos.
Ahora sí, el futuro nos muestra sus mil caminos, nos miramos y los extremos nos vencen.
Yo soy yo, no somos más nosotros, pero continúo cantando nuestra melodía, y te siento bailar lejos mio.
Soy aquella ráfaga que siempre va a estar a tu lado, cantándote una poesía acerca de la naturaleza, de lo inevitable, de la eternidad.
Culpable soy,
soy la eterna culpa de que no puedas parar de bailar al compás de una música que te persigue y te cuenta acerca de dos almas que fueron un viento eterno.
Che che che, escribís de una forma tan... tan Laurita (?), que me encanta.
ResponderEliminarEs grossa, sépalo.
Atte,
El asesino PS :P
Gracias PS alias Matías,
ResponderEliminarme gusta que le guste, sepa que lo considero como un ser humano inteligente y con buen gusto.
Es re vieja esa poesía, hace mucho que no me sale escribir,
se me traban las palabras vió.
Haga de cuenta que la escribió otra Laura que se me guardó en el interior.
Saludillos